domingo, 4 de dezembro de 2011

El Mercurio: Entrevista al ex Presidente de Brasil Fernando H. Cardoso “En el gobierno de Lula da Silva hubo impunidad frente a la corrupción”

Asegura aplaudir la decisión de la Mandataria Dilma Rousseff de “limpiar la basura” que heredó de su predecesor. “No hay que confundir apoyo político, con apoyo a un tema de interés nacional”, recalca.

Carlos Solar Fornazzari

Gobierno, Transportes, Agricultura, Turismo y Deportes. Y ahora quizás Trabajo. Todas estas carteras -y la última parece estar a punto de hacerlo-, perdieron a sus ministros por denuncias de corrupción, desvíos de dineros públicos u otras supuestas irregularidades que han enlodado la gestión de la Presidenta Dilma Rousseff a menos de un año de que sucediera a su mentor Lula da Silva en el cargo.

Tan sólo ayer, la Mandataria recibió en su despacho a Carlos Lupi, el secretario de Trabajo, acusado por la prensa de recibir supuestos sobornos de organizaciones que suscribieron contratos con ese ministerio. No se supo si su dimisión será inminente o no.

Sí es claro que Dilma ya está hasta la coronilla. Según la vocera de gobierno, Helena Chagas, la Mandataria, antes de tomar una decisión apresurada, pidió una explicación detallada a la Comisión de Ética presidencial que recomendó la salida del ministro Lupi.

“La corrupción hay que eliminarla ahora del sistema político”, dijo ayer en entrevista con “El Mercurio” el ex Presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995- 2003), quien visitó Santiago para exponer en un seminario sobre perspectivas políticas y económicas latinoamericanas organizado por el Banco Itaú.

Brasil, la potencia regional en pleno despegue, no quiere acabar como aquellas naciones promesa de Europa, que hoy están sumidas en el torbellino de la crisis de la eurozona, en parte, por su incapacidad para combatir la corrupción y poner freno a la evasión fiscal. Rousseff maneja un país con solidez financiera, pero aún débil en su institucionalidad política demasiado amplia, en parte por su enorme extensión y descentralización federal.

-¿Cómo ve usted el problema de corrupción que complica a la Presidenta Rousseff?

“Es un problema grave, porque está muy disperso en el sistema político del país. Da la impresión que aceptar la corrupción se convirtió en una condición para gobernar, eso es muy grave. Menos mal que la Presidenta Rousseff ha tomado riendas. Ella ha puesto a un lado la basura y ahora tiene que limpiar. Puede decir ‘bueno, esto lo heredé del gobierno anterior’, pero ella tiene que demostrar una voluntad diferente y designar a funcionarios nuevos que no sean corruptos. Rousseff tiene la voluntad de hacerlo, y los brasileños tienen el deseo que ella lo haga”.

Cardoso, líder histórico de la Social Democracia Brasileña (PSDB), principal fuerza opositora a la variopinta alianza oficialista conducida por el Partido de los Trabajadores (PT) -una herencia de Lula a Rousseff- ha insistido en pedirle a la Presidenta que depure su gobierno de funcionarios que trabajaron en la administración anterior.

El cuestionado ministro Lupi se desempeña en Trabajo desde 2007, y pasaba lo mismo con algunos de los ministros que ya salieron, como el ex titular de Gobierno, Antonio Palocci, que antes tuvo a cargo la cartera de Hacienda con Lula da Silva como Presidente. Dimitió en junio, tras conocerse que su patrimonio aumentó 20 veces en los últimos cuatro años.

El gobierno de Rousseff se refiere a estos casos de corrupción como “hechos aislados”, mientras la prensa habla de la “herencia maldita” de Lula, y aunque aún no lo reflejen las encuestas ya han brotado grupos de “indignados” cansados de las malas prácticas con fondos públicos.

-¿Hubo impunidad frente a la corrupción en el gobierno de Lula da Silva?

“Sí, hubo y la gente lo sabe. Actualmente, hay un gran proceso en la Corte Suprema de Justicia donde hay varios ex ministros de Lula con causas abiertas. Yo no quiero adelantarme, no conozco la investigación detalladamente, pero si se demuestra, espero que sean juzgados. Desgraciadamente, con Lula hubo más impunidad. Él se demostró complaciente. Siempre dio disculpas ante conductas que no tienen disculpa”.

Cardoso responsabiliza a su sucesor, Lula, por estructurar un sistema de corrupción creado durante su segundo mandato, 2007-2010, para ampliar la base oficialista en el Congreso. En el PSDB, dicen que la “obsesión” por ampliar la base aliada del gobierno en el Congreso llevó a Lula a ceder “partes al Estado” y a permitir “acceso a recursos” públicos a grupos políticos, citó el diario O Estado de Sao Paulo.

Para el ex Presidente ahora es cuando “hay que disminuir la corrupción, llegar a eliminarla como una parte del sistema político. Eso es de interés de todos nosotros. Le digo siempre a Dilma que la apoyo en ese sentido. Pero creo que no hay que confundir apoyo político, con apoyo a políticas que son de interés nacional”, señala a este diario.

Regulación de drogas

En otra de sus trincheras, Cardoso dedica buena parte de su tiempo a promover la tesis de la despenalización del consumo de algunas drogas, como la marihuana, para reenfocar la lucha contra el narcotráfico. “Si uno comete un crimen va a la cárcel, y allí no se resuelve ningún problema. Hay que dar otro tipo de castigos, como trabajo comunitario. Mire lo que pasó con el tabaco, muche gente fumaba, incluso al principio por glamour. Hoy eso ya pasó. No hubo prohibición, pero sí hubo regulación”.

“Da la impresión que aceptar la corrupción se convirtió en una condición para poder gobernar en Brasil.”
“Brasil necesita tener más voz en el FMI”

Cardoso vino a Chile a hablar de cuán preparada está Latinoamérica ante la crisis económica en Europa, Estados Unidos y en otros países, el mismo día en que la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, visitó Brasilia en su gira por países de la región para pedir apoyo económico.

-¿Qué le parece que Lagarde haya ido de gira a su país, Perú y México?

“Es un dato de que el mundo cambió. Antes íbamos nosotros porque necesitamos ayuda. Ahora vienen ellos para que prestemos a otros países que lo necesitan.

La francesa Lagarde no hizo más que piropear la economía brasileña. Luego de reunirse con la Presidenta Rousseff, la calificó de “consistente” y con muchas posibilidades de resistir la debacle financiera. Brasil “está en una situación económica muy favorable debido a políticas macroeconómicas y políticas monetarias sólidas. Está más inmune y mejor protegido que otros países de los efectos de la contaminación, de las consecuencias de la crisis del euro”, añadió.

-Si usted se hubiera reunido con la directora del FMI, ¿qué le hubiera dicho?

“¡Que Brasil necesita tener más voz en el Fondo!”.

Aunque aseguró no saber cuál sería la decisión en Planalto para ayudar en esta crisis, pero justo ayer el ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que Brasil condicionaba el desembolso de nuevos recursos al aumento de su poder en el FMI y al avance de las iniciativas europeas. Quizás era obvio, y todos en Brasil saben que la coyuntura los favorece para negociar mayores cuotas en el organismo.